El marcador o guía es una técnica sumamente conocida que ha sido denostada durante años por una razón meramente estética. y consiste únicamente en establecer un nexo entre el cuerpo y la lectura. Entre el cerebro y el texto. Podemos usar un dedo, un palillo chino, un bolígrafo o algo que nos ayude a centrar la atención en las palabras. Es decir algo que nos sirva de guía.
El intelectual es, sencillamente, un ser humano que cuando lee un libro tiene un lápiz en la mano
Stendal
¿Cuando un niño empieza a leer que es una de las primeras cosas que instintivamente realiza? Efectivamente, alarga un dedo a la palabra que le toca leer. ¿Y cual es la respuesta de cualquier adulto ante este comportamiento? Obligar al niño a retirar la mano, lo que al fin y al cabo significa añadir una dificultad más al aprendizaje, pues aparte de interpretar los signos, el niño, ha de aprender a focalizar en unos poco entrenados ojos. Esto quizás lo entendamos mejor con una simple frase que sirve para justificar la facilidad con la que engañan magos y trileros, a, supuestamente, personas adultas y entrenadas: La mano es más rápida que el ojo.
La técnica del marcador establece un punto de unión entre el ojo y el texto, permitiendo al cerebro acelerar la capacidad de absorción de información pues no realiza la tarea de enfocar, ya estamos centrados en la guía. Al mismo tiempo proporciona un punto de atención que ayuda en la concentración y por tanto en la absorción de información.
El funcionamiento es simple. Seguir la línea que estamos leyendo con la guía tratando de no obstaculizar la lectura.